viernes, 27 de septiembre de 2013

ME GUSTA EL CABO DE GATA

Si hay un lugar al que no me une ningún lazo sentimental y al que me encanta volver de vez en cuando ese es el Cabo de Gata en Almería.
Desde hace ya unos diez años, los años impares, los que nos toca visitar a la familia de Almería pasamos en San José, en el epicentro del Cabo de Gata, una semanita.
A diferencia de otras zonas de la costa levantina o andaluza, este trozo de Almería ha sabido preservar un poco su autenticidad y se manteniene aún un poco salvaje, esperemos que no se meta por medio ningún lumbreras que quiera explorar la zona porque entonces, creo, que gran parte de aquellos que ahora la frecuentamos seguramente nos lo pensaremos.

De San José y del Cabo de Gata me gustan muchas cosas. Me gusta porque agrupa el volumen justo de gente que estoy dispuesta a tolerar. Porque se encuentra lo suficientemente inaccesible para que vayan aquellos que de verdad desean ir. Porque aún se ve algún hippie auténtico. Porque el agua del mar és transparente y con buena temperatura. Me gusta ir al Mónsul y a los Genoveses al atardecer. Bañarme en el Mónsul y meter mi cuerpo hasta el cuello y ver el reflejo del sol tardío en el mar. Me gusta la luz del atardecer en la Bahía de los Genoveses, creo que no he visto otra igual. Me gusta la Playa de los Muertos porque es la más divertida que conozco y la playa de las Salinas pon sus piedras preciosas.
Es un lugar que enamora con sus casas blancas y azules, con su paisaje seco y marrón con ruido a chicharra y donde uno se siente en paz. Es un bonito lugar para perderse.y respirar aire de libertad.

miércoles, 11 de septiembre de 2013

A MI CUÑADO ALEX

Mi cuñado Alex y mi hermana el 10 de octubre de 2010 algunas semanas antes del terrible diagnóstico.
Tengo la imagen gravada en mi mente. Era una tarde de lunes de noviembre de 2010 cuando me reencontré con mi hermana y mi cuñado que venían del médico. Vi salir a mi hermana del coche con los ojos llorosos y supe que me iban a dar la peor noticia. Me acerqué al coche, miré a mi cuñado que estaba sentado en el lugar del conductor y él me confirmó el diagnóstico con un simple: "Es chungo, cuñá". Después se comió una barrita de cereales que minutos antes su hijo me había rechazado.
Los días posteriores fueron terribles, que difícil hacerse a la idea. Yo sabía a lo que se enfrentaría. No acababa de creérmelo. Porque a él. Porque ese castigo. No se lo merecía.
Hasta entonces no había oído hablar de esa enfermedad llamada Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA) y ahora se iba a convertir en una terrible compañía.
El pasado viernes 6 de septiembre mi cuñado Alejandro respiró por última vez. Se iba y nos dejaba tristes y vacíos después de casi tres años padeciendo una enfermedad que le había ganado la batalla y finalmente la guerra desde el principio.
Mi cuñado era un tipo alto, imponente y corpulento. Era alegre, de la broma, siempre riendo, terco y muy presumido. Trabajador y con voluntad. Era una persona buena y una buena persona.
Poco a poco la ELA fue atrapando no solo a su cuerpo, también a su alma. A pesar que fue capaz hasta casi el final de no perder el humor, las últimas semanas yo lo notaba cada vez más triste, en ocasiones malhumorado pero supo siempre recibirme con educación. Los últimos días ya casi no estaba, no era él.
Poco a poco iba apagándose, poco a poco más quieto, poco a poco más lejos, hace unos meses perdió la capacidad de hablar y pienso que eso fue algo que le afectó mucho pues desde entonces el deterioro pareció acelerarse pero hasta hace dos meses no pensaba que se iría tan pronto. En junio, después de una estancia en el hospital por problemas respiratorios volvió a casa y a partir de entonces empece a pensar que el final ya estaba cerca.
Y que duro a sido para todos, especialmente para su esposa y sus hermanos, tan cerca de el hasta el final.

Querido Alex: 
Que duro fue ver como te marchabas, cuantas cosas hubiera querido decirte y no te dije. Maldito pudor que a veces nos impide ser libres y expresar con palabras todo aquello que sentimos. Maldito miedo a que pensaras que me estaba despidiendo antes de tiempo. Como duele mirar tus fotos y saber que ya no podremos verte más, como me cuesta aceptarlo, es que no me lo creo, es que en ellas estas tan vivo.
Supongo que el tiempo todo lo cura y que llegaremos a vivir con tu recuerdo pero eras tan joven y tan alegre y la enfermedad te mató tan rápido. 
Como te echo en falta. Te recordaré siempre.