viernes, 2 de enero de 2009

TRISTE REALIDAD

Me levanté por la mañana y abrí la ventana. Una bocanada de aire fresco invadió la habitación y me hizo saborear el nuevo día.
Olor a hierba mojada, a fuego recien encendido. Pájaros que aletean, hojas que se mueven, que caen, que son pisadas, ruido de pisadas, huellas, barro. Silencio solo roto por la incesante lluvia al chocar con la tierra húmeda. Hace tres días que llueve. Agua, vida. Adoro la lluvia, mirarla desde la ventana como cae y cae a gran velocidad, a poca velocidad, movida por el viento. Como viste el paisaje de gris vida, como llena los rios y las fuentes, como nos da un respiro, nos refresca, nos alimenta. Adoro caminar por el bosque cuando ha dejado de llover y aún hay el ruido de las gotas que caen de los árboles, gotas que aún no han tocado el suelo, que han quedado suspendidas en las hojas y que poco a poco resbalan hasta perder el equilibro y morir finalmente junto a otras muchas en la tierra mojada, en el barro, en la charca.
Como me gusta fundirme con la naturaleza, caminar, respirar, oir, escuchar, oler, mirar.... desear.
Abro lo ojos y choco con la triste realidad de la ciudad, a veces tan odiada.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me recordaste los paseos por mi pueblo, la proxima vez que vaya, saldré nada más llover.

cibernavegando aparecí aquí, y me gustaría volver.

saludos