Entramos en el restaurante Lenkonea de Vera de Bidasoa un poco temerosos. Demasiado parecía el lugar para nosotros que somos un grupo poco "fino". Ocho adultos y ocho niños bastante ruidosos para un local que de entrada nos pareció un poco exquisito. El restaurante es muy bonito y a pesar de que no parecíamos dar el perfil del cliente nos trataron muy amablemente y fueron muy flexibles a la hora de adaptarse a las particularidades de los niños.
Había un menú de tres primeros y tres segundos a un precio asequible para la impresión que daba nada más llegar. El servicio correctísimo y la comida muy bien cocinada y variada, platos de cuchara, carnes y pescados. Los postres caseros y buenos.
El local dispone de una terraza encantadora para cuando el buen tiempo lo permite y aparcamiento propio. No os dejéis impresionar por la apariencia.
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