lunes, 6 de junio de 2016

COSAS EN LAS QUE PENSABA MIENTRAS ESTUVE CON MARTINA

Leo literatura romántica intermitentemente. Es decir la alterno con otros géneros y lo hago porque me gusta, porque me sirve de evasión y porque puedo leerla por el simple placer de la lectura y sabiendo que no me va a dar que pensar. No me entendáis mal con esto último, no quiero decir que sea un tipo de literatura sencilla en el mal sentido de la palabra, yo soy de las que defiendo todo tipo de literatura porque toda tiene su público, y todo público merece un respeto aunque no lea disertaciones filosóficas.
Dicho esto he de decir que al acabar la lectura de Horizonte Martina no me he quedado tan tranquila solo con el sentimiento de intensidad que suele dejarme este tipo de libros sino que me he sorprendido pensando en algunas cuestiones, son las siguientes:

  1. Bien por dibujar a una protagonista que no anda permanentemente subida a unos tacones de infarto y que no parece salida de Mujeres hombres y viceversa.
  2. Creo que no me habría enamorado a primera vista de Pablo. No me gusta su estilismo. Pero no veas lo bien que se expresa el tipo es de los que me hubiesen conquistado con su discurso a diferencia de lo que me pasó con Víctor o Rodrigo.
  3. Como me suena ese sentimiento de amiga de segunda y poco digna de confianza que tiene Sandra, creo que un poco de culpa de la distancia que finalmente se impone entre ellas la tienen Martina y Amaia
  4. Más de uno hoy día necesitaria que sus padres los lancen a los leones como le pasa a Sandra, la sobreprotección al final nos hace débiles, dependientes y sin rumbo. Los hijos han de volar.
  5. Adoro a la bordesavia madre de Pablo  y como me gusta el vínculo que ha creado con su hijo.
  6. En mi casa no van a faltar los besos y los abrazos, nunca.
  7. La maternidad no es un camino de rosas, no hay hijos perfectos ni padres perfectos aunque a veces lo parezca. Y aunque nunca he estado embarazada estoy segura que hubiese tenido embarazos terribles. Generalmente las embarazadas, sobretodo al final, me transmiten una sensación de incomodidad constante, y que nadie se me ofenda. Gracias por esa desmitificación aunque deseaba que Martina empezará a mirar hacia delante al final yo misma le hubiera dado un bofetón.
  8. Cuando uno no puede con todo tiene que buscar ayuda, no existen las superpersonas.
Y por último querría agradecer profundamente a Elisabet Benavent que nos regale esos epílogos. Me encanta saber que fue de... años después y que todo quede tan bien cerradito, es un recursos que echo mucho en falta.
Ah!!! Ya se me olvidaba me encanta que la autora tenga siempre un rinconcito para recuperar a los personajes de sus otras novelas, es como si se resistiera a dejarlos marchar y es agradable reencontrarse y descubrir que la vida también sigue para ellos.

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