LA FIEBRE TECNOLÓGICA

Ayer oí en la tele que hoy se ponía a la venta el Iphone de Telefónica y hoy en la radio he oido que desde ayer a las cinco de la tarde ya habia gente haciendo cola, ante la tienda de Telefónica en la Gran Vía madrileña, para comprarlo.

No entiendo esta fiebre tecnológica, no entiendo a la gente que ha de estar a la última en cualquier aparato electrónico que se ponga a la venta y que está dispuesta a pagar más por tener algo que en unos meses seguro que cuesta la mitad.

Soy de esas raras personas que no usa móvil habitualmente, tenemos uno en casa pero la mayoría de las veces me lo olvido y antes de que llegara Leire a nuestras vidas lo encendiamos el viernes por la tarde y lo apagabamos el domingo por la tarde, reconozco que es útil por ejemplo para cuando se sale con el coche o de vacaciones pero me niego a estar atada a un aparato sobretodo cuando estoy localizada la mayor parte del día o en casa o en el trabajo.

No tenemos televisión de plasma, ni ningún tipo de videoconsola o videocámara, nuestro equipo de música tiene más de 15 años y se escucha como el primer día gracias a unos bafles en los que si que invertimos un dinerillo, tenemos un DVD normalito de esos baratos sin marca y aún utilizamos el video de vez en cuando. Quizás en lo que si que hayamos invertido algo más es en informática y dispositivos de memoria externa necesarios para almacenar la gran cantidad de fotos que hacemos y que quizás es la única afición relacionada con aparatos electrónicos que tenemos.

No entiendo que por un lado se diga que hay crisis y que la gente esta hipotecada hasta las cejas y que por otro cualquier nuevo aparatito se convierta en un éxito de ventas, y a precios no demasiado asequibles. No entiendo que la gente se queje de que no llega a fin de mes y cada dos por tres se este canviando el móvil o comprando el último modelo de televisión, que por otro lado es bastante normal que se pague a plazos.

Creo que en ocasiones se tendría que priorizar en las cosas que realmente son importante e imprescindibles para vivir y saber esperar un poco para comprar lo que se desea y pagar por ello un precio justo, no las barbaridades que se pagan los primeros días. Creo que en ocasiones dejamos que nos tomen el pelo y así nos va.